Primer capítulo: El compromiso personal

Cuando una persona sufre abuso sexual durante su infancia, el tiempo se paraliza en una parte de su ser. Su mundo se vuelve extraño y desconcertante y una mezcla de emociones se apodera del subconsciente. El abuso sexual es una experiencia traumática y aversiva para la víctima, y desgraciadamente muchas personas no sobreviven a ello.

Pero ¿qué sucede con lxs supervivientes, aprenden a vivir? 

Si imaginamos a un grupo de personas primitivas enfrentándose al día a día de sus vidas, seguramente el miedo les sea muy útil para estar segurxs, para protegerse de las adversidades, de los animales salvajes, del temporal, de otras personas…El miedo les asegura la supervivencia porque les lleva a decidir una acción o otra según las circunstancias. ¿Qué pasaría si no tuvieran miedo, si se sintieran segurxs? 

Seguramente podrían vivir, no sobrevivirían. La diferencia entre un concepto y el otro se basa en el motor que te mueve día tras día. Las circunstancias no les dominarían, porque desde la seguridad las podrían gestionar.  Si eres víctima del abuso sexual infantil, sé tu el/la mejor aliado/a para crear la vida que quieres, para empezar a vivir y dejar de ser víctima también de ti mismx. ¿Ya has podido sentir, ver y escuchar las consecuencias y secuelas que llevan contigo toda la vida a causa del abuso?

Si tu respuesta es SI, tienes la opción de decidir qué hacer con ello: seguir sobreviviendo o transformar tu dolor en vida. Si leo las palabras que escribo me resultan duras para alguien que en este momento se encuentre en la situación que expongo, pero luego pienso en lo que ya has pasado, con lo que has tenido que cargar toda tu vida, y dar este paso me resuena como algo liviano en comparación, como una descarga de la mochila que llevas años cargando, para volar sin peso, más alto que nunca. Con esto no digo que sea un camino fácil y rápido de transitar, pero ¿hay mejor inversión de tiempo y energía que en tu propio desarrollo?

El primer paso es el compromiso contigx mismx, tener la certeza de que no quieres seguir siendo víctima del dolor, que quieres hacer algo con él y que desde este momento tú decides tu camino, tu vida y la visión sobre el mundo. Decides qué quieres hacer con eso que te pasó y quién quieres que te acompañe en el camino hacia ti mismx. Decides conectar, ser, vivir, transitar y sanar.

La puerta está entreabierta y tu decides si cerrarla viendo lo mismo de siempre o abrirla para ver qué hay detrás.

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